martes, 25 de marzo de 2008

Clasificación de las estrategias

Estamos siendo estratégicos cuando desplegamos una serie de recursos prácticos para organizar y almacenar los contenidos de estudio. Aplicamos estrategias, es decir, procesos mentales que recurren a diversas operaciones de pensamiento de modo que:

reconocemos la situación,

advertimos qué pasos tenemos que dar y qué técnicas utilizar

tenemos la capacidad de organizarnos para hacerlo.

Esto da como resultado que incorporamos efectivamente nuevos conocimientos a nuestra memoria dinámica.
Para estudiarlas podemos diferenciar en estrategias de ensayo: las ponemos en marcha cuando hacemos algún tipo de repetición activa de los contenidos (copiar el material, tomar notas, subrayar, entre otras).
En un segundo lugar podemos mencionar las estrategias de elaboración:cuando realizamos conexiones entre este contenido y lo que ya conocemos (resumir, crear analogías, responder a preguntas inferenciales o no literales, parafrasear, entre otras).
Luego las estrategias de organización: nos permiten organizar la información para que nos sea más fácil recordarla (esquemas, cuadros, redes semánticas, mapas conceptuales, entre otros).
Otro tipo de estrategias son las de control de la comprensión:que implican una tarea metacognitiva ya que debemos permanecer concientes de lo que estamos tratando de lograr, seguir el rumbo de las estrategias que utilizamos para reconocer si nos son útiles y adaptar nuestra conducta en ese rumbo (planificar, regular y evaluar).
Antes de entrar en acción aparecen las estrategias de planificación: con ellas dirigimos y controlamos nuestra conducta (establecer objetivos, seleccionar contenidos previos, descomponer la tarea en pasos, establecer un calendario, prever el tiempo, recursos, materiales y esfuerzo necesario y seleccionar la estrategia a seguir).
Las estrategias de regulación, dirección y supervisión: nos permiten ejecutar el plan, seguirlo y comprobar si nos ha resultado eficaz (formular preguntas, seguir el plan, ajustar el tiempo y esfuerzo, seleccionar nuevas estrategias si es necesario).
Las de evaluación: nos sirven para verificar el proceso de aprendizaje, reconocemos si estamos entendiendo y aprendiendo (revisar pasos, valorar si se han conseguido los objetivos, evaluar la calidad de los resultados, decidir acerca de la conclusión del proceso, los cambios o las pausas).
Existen además estrategias de apoyo o afectivas: ellas se refieren a las condiciones en las cuales aprendemos de manera que mejore la eficacia del proceso (motivación, enfocar la atención, mantener la concentración, manejar la ansiedad, manejar el tiempo de manera efectiva).

Selección de las estrategias

Debemos tener un amplio repertorio de entre las cuales seleccionar la más adecuada a la situación. Algunos criterios que podemos considerar a la hora de elegir son:
Según el tipo y la cantidad de contenidos de aprendizaje. Ej: para aprender una serie de elementos: símbolos, nombres, vocabulario se puede elegir una estrategia de ensayo, como repetir, reescribir la lista, etc.
Según los conocimientos que tenga sobre el tema. Ej: para comprender un tema muy desconocido se puede elegir una estrategia de elaboración, como en este caso podría ser buscar primero definiciones o sinónimos, explicaciones y ejemplos en diccionarios, enciclopedias, etc.
Según las condiciones en que se aprende. Ej: para aprender mucho en poco tiempo se puede usar una estrategia de organización como hacer lectura panorámica o veloz. Otro ejemplo es aprender cuando no hay ganas de estudiar, la estrategia es encontrar un valor propio y no extríseco con estrategias de elaboración que den sentido a la información y la reorganicen.
Según el tipo de evaluación al que se va a enfrentar el estudiante. Ej: no será lo mismo memorizar vocabulario que aplicarlo a un texto, si se le pide que comprenda los contenidos serán mejores las estrategias de elaboración, que implican el desarrollo de los procesos de escritura, en este caso.